Con razón

Es determinante cabecear

cuando suena el piano negro

y mantener el ritmo continuo

que marcan tus caderas.

En un baile gris difuminado

me pego al contorno de tu cuerpo

seduciendo los pasos marcados

de la canción del piano del diablo.

Terminando y perdonando

el lascivo seductor aroma de tu ser

cuando vuelan los puñales

de mi lengua sobre tu cuello.

Que corra el aire y la muerte

en la danza macabra de nuestros corazones

por alusiones a unas vidas

que están en todos los fregados…

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