Pensando en el final.

Cuando he visto la muerte de cerca tantas veces a lo largo de mi vida, en lo profesional, en lo personal, uno se acostumbra a verla desde un prisma diferente. Duele, si. Pero cuando lo has vivido varias veces de cerca se te forma una coraza y las lágrimas dejan de fluir, ya no se ahoga el alma.

Estos últimos días en mis revisiones metido en las maquinas, resonancia nuclear, magnética, analíticas, aumento de medicación para el dolor, pastillas para intentar dormir ya que el insomnio me corroe, corticoides y un largo etc, he pensado en mi propia muerte. Hasta ahora viví las circunstancias de los demás pero empiezo a evaluar mis propias circunstancias.

Si con todo lo que tengo no fuera suficiente el virus que nos ataca a todos también me preocupa, pillar algo así sería con mis antecedentes un viaje sin retorno y a pesar de todas las precauciones mis visitas continuas a zonas de riesgo, hospitales, centros de salud me exponen demasiado.

¿Pienso alguna vez como sería mi muerte?, todos los días. Cuando no puedo moverme, cuando me falta la respiración, cuando el dolor no me deja dormir, cuando no tengo apetito, en cada circunstancia se me viene a la mente cuando será y si tendré alguna oportunidad de regatear el desenlace final. Es duro.

Aún así reconozco que la soledad me hace pensar y darle vueltas a las cosas más de lo habitual, pero no es fácil mantener la mente distraída o en blanco cuando a cada movimiento el dolor te recuerda que el mal está dentro de ti. Suena a una posesión demoníaca (sonrisas) ¿pero acaso una enfermedad no lo es?. Un abrazo para todos, gracias por estar ahí.

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