He caminado solo
por los senderos de tu vida,
la inocencia de tus engaños
la lujuria de tus mentiras.
Me has retenido
como una foto en una cartera,
sobada y mugrienta
con el paso de los años.
Has manchado mi ropa
de chocolate y vino blanco,
como si yo fuera tu casa
parte de un mantel sin servilletas.
Como una muñeca mona
a la que acostar en tu almohada,
a la que peinas su pelo
y le arrancas las pestañas.
Por fin levantas tu pierna
y me orinas en la cara,
por fin me demuestras con tu silencio
que para ti solo soy una caca.
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