Mi pesadilla de hoy

La luz

Las nubes dejaron pasar a un claro en la noche, se podían divisar unas cuantas estrellas lejanas, en verdad solo ese punto de luz que nos imaginamos que lo son por lo que nos cuentan, no por haber estado allí nunca. Pero confieso que el magnetismo del espacio, del cielo es algo que lo llevo en las venas.

Después de un buen rato de observar cabeza alta una de las luces me pareció que se iba haciendo más grande, al principio pensé que era un avión pero le faltaban luces y colores a las mismas, intrigado no aparte mis ojos de ella y para mi asombro iba creciendo en tamaño con lo cual se estaba acercando a ritmo vertiginoso, empece a creer que o bien un meteorito se iba a incrustar en mi cráneo dejándome difunto o se me iba a aparecer una ángel para dominar conmigo el mundo, o lo que todos desean ver algún día era un OVNI e iba a tener un encuentro en la tercera fase, o en la cuarta que los pares se me dan mejor que los tríos.

Cuando la luz era más cegadora, creí incluso que se me iban a derretir las retinas se escucho un golpe tremebundo, me encuentro en el suelo con la cama al lado y rodeada por una luz blanca intensa una mujer con una botella de lejía en la mano me dice: usa neutrex futura y deja la ropa más blanca y protegida…

Escucho la alarma del móvil, mi baba en la almohada, putos sueños de mier…

Sueño perdido, sueño olvidado.

La trituradora de horas me oprime el estómago, los parpados parecen témpanos pesados que dejan una orilla blanca en mis ojos, mortuoria. La locura se apodera de mi mente, las sensaciones de sueño son inexistentes y escucho mis propios latidos, gritándome, pidiendo un momento de paz, de un in-logrado descanso.

No tengo reloj pero en mi cabeza suena el tic tac de los antiguos, aquellos que en su tiempo lo eran todo para controlar una vida, ahora esa vida es como una vía de ferrocarril en punto muerto, no se duerme, no se respira por la densidad que se corta como el queso, formando pesadillas conscientes, abrumadoras.

Cambiando mil veces de postura, golpeando la cabeza contra todas partes, agarrando el pecho con los puños cerrados, sacudiendo los cimientos de tus creencias. Pero notas en el viento, en la lluvia, en como las estaciones pasan y sigues despierto, como una maldición incluida desde el día que naciste, perversa, agónica en la oscuridad y que ni el alba te arrima a una sonrisa. Sueño perdido, sueño olvidado.