Cosas de San Juan

Ya se silenciaron

las hogueras de San Juan

ya las brujas se calmaron

se extinguió el fuego.

Hasta dentro de un año

en la noche más corta

donde volverán a vivir

otra noche mágica.

Este año yo no pude ir

y las brujas podrán entrar

en mi cueva maldita

no la he protegido ni quise.

Aunque me ha llegado

unas palabras deseadas de San Juan

un recuerdo de no hace mucho

de cuando vivía.

Palabras sinceras y nobles

sin extenderse pero entendible

que me hace añorar cosas

sin quemarme por dentro.

El dia que yo me hice mayor

Cuando a mis once años, me perdí en los cálidos brazos de una noche de San Juan, entre las hogueras y la sensualidad de las meigas a la media noche, con el ruido de los trasgos entre la hierba y los suspiros de las estrellas en mis labios, se me quedo grabado ese instante para toda mi vida y nunca lo he podido olvidar. En esos momentos la dulzura del fuego con sabor a sal añejo, con el olor de las sardinas asadas y la orquesta tocando de fondo en la barriada, hacían que todo fuese un poema libertario, con la enseñanza gratuita de que cada fluido devuelto a la tierra te sería recompensado con el mayor de los placeres, con la mirada sincera y agradecida de la acompañante que te servia el licor de la vida y ese segundo único que se tiene tan pocas veces a lo largo de los años, ese segundo de paz y donde el corazón realmente se detiene para dejar oír otros palpitos, otros sonidos en la noche que se llevan la infancia para siempre, dando paso a la madurez temprana con una francesa seis años mayor que yo que me enseño el amor, a un largo recorrido por una vía donde la edad es solo una cifra que no corresponde con la realidad. Una noche de San Juan donde los elementos y las meigas buscaban almas errantes donde habitar, me encontré tumbado en la naturaleza haciéndome mayor.