Ya no quedan palabras para morirse de pena, más por cada estrella que veo desde mi ventana, veo el brillo de tus ojos en ellas, te recuerdo con tanto amor que me duele. Otro año más llevándote en mi corazón como el primer día, te echo tanto de menos.
Etiqueta: personal
Mi vida, puntualizando
Una vida, ¿qué es una vida?. A lo largo de la mía, ya ha transcurrido medio siglo, en ella he conocido todas las facetas que nos regala, desde el amor verdadero hasta las muertes más duras, los grandes éxitos y los fracasos más estrepitosos. Pero cada año que ha pasado siempre he aprendido algo, para bien o para mal es un constante aprendizaje que no cesa.
Aprendes a ganarte la vida, a sentir el amor y la fidelidad, a viajar y a conocer grandes personas por el mundo, a encarar la muerte de frente como filo de cuchilla que no te deja respirar, aprender a sonreír para lo bueno y para lo malo, a desear un abrazo que te haga sentirte afortunado, a pedir perdón, a ser humilde.
Una vida, mí vida que ahora está en esa cuerda floja donde dependiendo del lado que te caigas puedes terminar en la nada o comenzando una historia nueva, al principio me daba miedo pero ahora viendo como la lluvia cae en mi ventana como metáfora de los años que he vivido, se me ha pasado ese miedo, ya no disimulo mis carencias y enfermedades, no soy un super héroe, tan solo pienso en ver otro amanecer y poder sentirme en paz, una paz que se gana desde la honradez de una vida sabiendo que pase lo que pase yo he estado aquí.
Coqueteando con el calor que ha venido para quedarse.
Mi cuerpo y mi mente están en lados opuestos, estos días con la llegada del calor y un alto porcentaje de humedad en el ambiente, me cuesta hasta respirar y mi cabeza parece una zona de guerra con dolor por unas altas temperaturas que antes ni me afectaban, he trabajado en varias regiones de África y del Golfo Pérsico y me encantaba la calidez y el aire seco, incluso en mis años que viví en Sevilla dentro de lo pegajoso que es allí el sol siempre le miraba un lado positivo.
Soy consciente que ahora con todo lo que tengo por mi cuerpo cualquier cambio significa tener un día medio malo a uno horrible, pero si al dolor en todos los huesos y músculos le sumamos la cabeza entonces ya apaga y vámonos. Y tampoco ayuda el bochorno nocturno a mi insomnio, justo además cuando me han dado un tratamiento nuevo para ver si consiguen que duerma más de las dos o tres horas que duermo al día, pero de momento aún no hace el efecto esperado, ya no me acuerdo cuando dormí ocho horas seguidas, creo que incluso cuando estaba sano nunca logré esas horas, siempre he sido muy activo.
Así que viendo ya como el calor aprieta y aún no son ni la una de la tarde voy a ir plegando mi cueva y buscando un ventilador para no pasar una laguna de sudor hasta que refresque en la madrugada, un abrazo a todos y tener un hermoso día.
Pensando en el final.
Cuando he visto la muerte de cerca tantas veces a lo largo de mi vida, en lo profesional, en lo personal, uno se acostumbra a verla desde un prisma diferente. Duele, si. Pero cuando lo has vivido varias veces de cerca se te forma una coraza y las lágrimas dejan de fluir, ya no se ahoga el alma.
Estos últimos días en mis revisiones metido en las maquinas, resonancia nuclear, magnética, analíticas, aumento de medicación para el dolor, pastillas para intentar dormir ya que el insomnio me corroe, corticoides y un largo etc, he pensado en mi propia muerte. Hasta ahora viví las circunstancias de los demás pero empiezo a evaluar mis propias circunstancias.
Si con todo lo que tengo no fuera suficiente el virus que nos ataca a todos también me preocupa, pillar algo así sería con mis antecedentes un viaje sin retorno y a pesar de todas las precauciones mis visitas continuas a zonas de riesgo, hospitales, centros de salud me exponen demasiado.
¿Pienso alguna vez como sería mi muerte?, todos los días. Cuando no puedo moverme, cuando me falta la respiración, cuando el dolor no me deja dormir, cuando no tengo apetito, en cada circunstancia se me viene a la mente cuando será y si tendré alguna oportunidad de regatear el desenlace final. Es duro.
Aún así reconozco que la soledad me hace pensar y darle vueltas a las cosas más de lo habitual, pero no es fácil mantener la mente distraída o en blanco cuando a cada movimiento el dolor te recuerda que el mal está dentro de ti. Suena a una posesión demoníaca (sonrisas) ¿pero acaso una enfermedad no lo es?. Un abrazo para todos, gracias por estar ahí.
Debe estar conectado para enviar un comentario.