El ser deseado entre la locura y la consciencia eterna por las luchas internas del musculo que, aunque no eterno golpea sin parar una vida no nos parece indiferente. Muchos buscan en la sabiduría una razón para que cada latido no sea una obra perdida por lo tanto si algo no se para a lo largo de los años es la consecuencia ininterrumpida de un corazón semi-eterno, nada parecido a todo lo que uno quisiera incluso en sus mejores tiempos.
El justificar las acciones de todo lo que podemos englobar en nuestro particular mundo no puede definir que esos latidos sean parte de una mente sana y objetiva, por lo tanto, entre la locura y la cordura de las personas que quieren subir su ego y la naturalidad de sus cosas por cada palpito no tiene sentido, es una diferencia que no se puede saltar inapropiadamente.
Así que sin que sirva de precedente todo lo que no podemos tener como en un cristal bajo un microscopio es lo mismo que dejar que nuestros sentidos se dejen guiar por esos pálpitos del centro de nuestro organismo esperando a que todas las preguntas se respondan por si solas a lo largo de un tiempo justificado, pero no predefinido.
La locura se aborda a lo largo de una vida de muchas maneras por lo que dejar que esa misma locura nos mande y nos deje sentir es quizás todo lo que una mente sana desea pero se encuentra bloqueada por su propio corazón.
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