Tus cruces

Levantaste un templo
de piedras y madera,
donde rezas a un espíritu
que murió hace tiempo.

Intentas traerlo a la vida
temblando en tus venas,
traspasar su mente etérea
te pone la piel de gallina.

Lo amas y sientes quererlo
a pesar de ser un fantasma,
un ente perdido en las sombras
más allá de la orilla de tus mares.

Y no pierdes la esperanza
aquella que te da calores internos,
te dices que si no lo sueltas
todos los recuerdos regresan…

Aquello que tienes y no quieres…

Tanto tiempo esperando por ti que se nos comió el deseo y la esperanza, dejando que hicieses lo que te viniese en gana creyéndote que nunca podría ser de otra, que solo amaba a una mochila llena de viejas glorias y anécdotas. Ahora te preguntas porque te dejaste tanto que no puedes ignorar preguntar que pasa en la calle donde paseábamos por las mañanas sin normas, sin cafés de espíritu y dándole a las horas reflejos de nuestras cosas.

Pero el amor no esta muerto y siempre seguirá ahí aunque no lo tengas, se te escape entre tus dedos porque prefieras sentirte parte de un secreto a reunir el valor de empuñar la espada que corte en dos lo que te gruñe en tu corazón, no olvides los viejos sueños. Todo el tiempo que me lanzabas bombas de ideologías y promesas que no has cumplido… Nos hacemos viejos.

Y ya no estamos empañados por la Capital ni por los residuos de una atmósfera a la que echarle las culpas de noches sin dormir, de pasiones encubiertas, de quererte tanto y tanto que ha dolido tener que partir sin guardar la pistola, ni siquiera sin decir adiós. Puede porque en algún momento cambies tu vida y salgas a respirar más allá de un pueblo lejano, te vuelvas amante de la sal y el viento del Norte y te dejes de tanta mierda para tus adentros y de verdad desempolves la valentía que durante tanto tiempo pedí.

Ahora me comen los mocos aquellos de una estación de tren sin pasajeros, donde no hay princesas ni unicornios, tampoco el bocata de jamón que llevaba camino de tu puerta con una botella de agua mineral, tú música desfasada, una vaca por montera y la rabia de entregarme como Judas en manos de otra piel.

Por los siglos de los siglos. Amén.

Dos mas uno mas uno es igual a tres

Recuerdo cuando tu eras mayor que yo y me decías tantas cosas que no entendía, que me sentía confundido. Hoy te he alcanzado y quizás mañana ya sea más viejo, más sabio pero nunca tan maravilloso como tu lo eres. Los años no se marcan en la edad, ni en nuestros cuerpos, he aprendido de ti que eso se lleva en los pensamientos y en las sensaciones que tengamos cada día de nuestras vidas. Si pensamos como jóvenes nuestros corazones latirán del mismo modo, si a la contra nos dejamos abandonados a nuestra suerte entonces seremos viejos, fruta caduca, polvo dentro de una mota de polvo, insignificantes.
Cuando eras mayor que yo y me besabas, acariciabas mi mente con tus susurros siempre tenía la esperanza de no crecer nunca y quedarme como estaba a tu lado, aprendiendo todos tus secretos, recopilando toda la belleza de tu interior. Pero también me enseñaste a no creer en utopías y cuando la madurez me iba invadiendo sentía como llegar a ti e igualarte era lo mas hermoso que me podía pasar, lo entendía todo, nada era confuso, eras especial y siempre lucho, cuido de poder pasarte uno de estos días para ser el maestro que te enseñe a ti cosas nuevas que te hagan feliz, porque necesito que el rol cambie y descanses, sientas que ahora toca la hora de dejarse llevar.

Hoy me has pedido que te dijese te quiero en castellano, no en ingles ni en francés, que te lo dijese bien porque para ti dos+1+1: 3… No te vayas nunca demasiado lejos cuando sea más viejo que tu, porque nunca te dejare de querer.