Ámame y deja la luna

Me calentaste las barbas con tus manos jugando a temblequear mi cara y me llamaste mono. Lo de mono me lo tome por la cantidad de pelo aunque buscabas una metáfora a la belleza que no tengo y sonreí. Sacaste de tu bolso tu cepillo del pelo y te pusiste a peinarme la barba, por un momento pensé que estabas recordando tu infancia y te creías que era tu muñeca chochona y te pregunte ¿y esto?, no me gustas desaliñado que no eres ningún hombre de las cavernas, ¡oppsss!. Que rapidez tenias para los piropos, me desarbolabas en un tris.
Tenía mi pecho al descubierto, no me gustaba andar con camisetas por casa, y te empeñabas en hacer rulos con los pelos que tenía cerca de los pezones, la excusa para jugar con ellos y ponerme como una maquina de vapor. No había queja, me encantaba cuando me acariciabas, sentía un cosquilleo general. Luego solías buscar en mi ombligo una mina de oro, aunque no se como siempre acababa llena de pelusa, creo que hay una fabrica ahí dentro con tal producción como para hacer un jersey, la pera.
Seguía siendo la mejor excusa para seguir bajando y colocarme en la posición de ruborizarme al sentir como tu mano cogía mi miembro y empezabas a darle un tratamiento de choque que lo resucitaba y me ponía en la situación de pedirte una tregua que no querías tener, de las que no había posibilidad, lo tuyo era la guerra, casi nunca ibas en son de paz, te gustaba poner toda la leña en el asador, me gustaba ser tu esclavo sexual.
Sentía la humedad de tu lengua, de tus labios sobre mí y no quería que el tiempo pasase, entregarme era lo más fácil saciar tu hambre un reto del que no podía ni quería librarme, te amaba, me amabas. Y todo aquello por lo que no podía olvidarte me hacía sentirme inseguro, ¿qué pasaría cuando este sueño terminase?, cuando la Luna reclamase su porción de ti.
Me gustaba cuando te sentabas encima de mi apretando tus piernas en mi espalda y apoyabas tu cara en la mía gimiendo y suspirando al unisono, los dos al mismo ritmo, al compás de nuestra música, toque de batería, Made in Japan, Deep Purple…

Siempre has sido mi vicio, tu vicio. Ahora contemplo la Luna y el horizonte, se que en alguna parte de ella estás y te recuerdo haciéndome el amor.