En la huerta, entre la tierra,
se escondía un gusano solitario,
que buscaba en las hojas una compañera
con quien compartir su amor diario.
Pero las verduras eran altivas,
y desdeñaban su amor sincero,
hasta que una zanahoria esquiva
le respondió con un tímido te quiero.
El gusano saltó de alegría
y juntos comenzaron a pasear,
entre las hojas y la lechuga fría,
en un amor que nadie pudo igualar.
Los días pasaban lentos,
pero el amor crecía sin cesar,
hasta que un día, en un encuentro violento,
la zanahoria fue arrancada del lugar.
El gusano, en su dolor profundo,
se juró a sí mismo nunca olvidar a su amada,
que en su corazón habría un mundo
de amor y recuerdos, que nunca se apagarán.
Y así, en la huerta, entre la tierra,
el gusano sigue buscando,
una verdura que su amor le devuelva,
y a su corazón, vuelva a iluminar.