Del abismo de mi boca
un eructo ruidoso surge,
un gas que busca libertad
y al espacio quiere llegar.
Se escucha como un trueno
y la gente se aparta,
el eructo asciende
cual cometa en el cielo azul.
Viajando por la atmósfera
va dejando su huella,
un rastro de mal aliento
y aroma a comida vieja.
Pasa por las nubes blancas
que se apartan en su camino,
y sigue su viaje solitario
hacia el vacío infinito.
Finalmente, llega al espacio
donde el frío le da la bienvenida,
el eructo se desvanece
en la oscuridad de la nada.
Así termina su viaje
el eructo de mi estómago,
una breve aventura
en el vasto universo.