Desde entonces

Arráncame las plumas

identidad traicionera

que no debes conocer mi pecho

ni sacarme el aullido del corazón.

Ahora está claro en la charca

que los nenúfares no cantan

la espera de que el barro seque

sin dejarme huella.

La ira se siente mal conmigo

porque le faltan regalos

me asusta pensar que el cielo

no quiere llorar.

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2 comentarios sobre “Desde entonces

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