Había una vez un hombre llamado Luis que tenía un extraño temor: no podía entrar por las puertas. Desde su infancia, había tenido una fobia incontrolable a los marcos de las puertas, y esto lo había llevado a evitar entrar en cualquier lugar que tuviera una puerta.
Cuando era joven, Luis vivía en una casa sin puertas, con cortinas en su lugar. Pero a medida que creció, se dio cuenta de que esto no era una solución práctica para el mundo exterior. Intentó buscar ayuda, pero ningún terapeuta o especialista pudo ayudarlo a superar su miedo. Así que Luis decidió vivir su vida al margen de la sociedad, en una pequeña cabaña en el bosque, donde no había puertas.
Pero un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con una hermosa mujer llamada Ele. A pesar de su miedo a las puertas, Luis encontró el valor para hablar con ella y descubrió que también compartía su amor por la naturaleza y la vida al aire libre. Ele lo invitó a su casa, pero Luis se asustó al ver la puerta de entrada.
Ele, al darse cuenta del problema de Luis, decidió ayudarlo. Le explicó que las puertas no eran malas y que no tenían el poder de dañarlo. Juntos, trabajaron en su miedo, practicando primero con pequeñas puertas, luego con puertas más grandes. A medida que Luis ganaba confianza, su miedo comenzó a desvanecerse.
Finalmente, el día llegó en que Luis se sintió lo suficientemente seguro para entrar por la puerta de la casa de Ele. Para su sorpresa, no sintió el terror que había esperado. En su lugar, se sintió orgulloso de sí mismo por superar su miedo. Y desde ese día en adelante, Luis pudo entrar por cualquier puerta sin sentir miedo. Ele y él se convirtieron en grandes amigos, y Luis aprendió que con el apoyo adecuado, cualquier miedo puede ser superado.