Una mosca en la sopa,
un invitado no deseado,
un pequeño intruso en un plato preparado.
Se sumerge en el caldo y nada sin preocupación,
mientras la cena se arruina
sin la menor consideración.
¿Cómo puede un insecto arruinar una comida así?,
con su simple presencia nos hace perder el apetito.
Pero quizás es un recordatorio de lo frágil que es la vida
y de cómo incluso lo más pequeño
puede tener un gran impacto en nuestra existencia.
Así que en lugar de enfadarnos con esta mosca descarada,
tal vez deberíamos ser más conscientes
de la naturaleza y su complejidad ilimitada.