Paraísos

Las montañas como algodón se elevan

blancas y esponjosas como la nieve,

majestuosas y eternas como el cielo

dejando a su paso un aura de misterio.

Sus formas suaves y redondas

invitan a la paz y la contemplación,

sus cumbres altivas y serenas

nos hacen sentir pequeños en la creación.

Los ríos como seres humanos se deslizan

con suavidad y dulzura van fluyendo,

acompañándonos en cada camino

ofreciéndonos su canto y suave murmullo.

Sus aguas transparentes y cristalinas

reflejan el sol y la luna en su brillo,

mostrando su rostro humano y divino

en cada curva y en cada remanso.

Montañas de algodón y ríos de vida

nos enseñan a ser humildes y sabios,

a valorar cada instante y cada día

a vivir en armonía con el universo entero.

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