Caminar

En el vasto desierto me aventuro

con sed y cansancio como compañeros,

mi alma sedienta busca el tesoro

que en la arena ardiente se encuentra escondido.

El sol abrasador quema mi piel

la arena ardiente quema mis pies,

pero mi corazón sigue adelante

anhelando encontrar la fuente.

Las dunas se levantan a mi paso

como olas en un mar silencioso,

la soledad es mi única amiga

en esta travesía hacia el horizonte.

El viento sopla fuerte y silba

mientras las estrellas brillan en el cielo,

y en la noche fría, bajo la luna llena

encuentro refugio en mi propio sueño.

A veces, un oasis aparece de la nada

y me siento a descansar y recuperar fuerzas,

bebo el agua fresca y respiro el aire limpio

y sigo mi camino con más determinación.

El desierto es un camino solitario

pero también es un lugar de introspección,

una oportunidad para encontrar la fuerza interior

y volver a la vida con una nueva visión.

Así que sigo mi travesía por el desierto

con la cabeza en alto y el corazón fuerte,

porque sé que mi destino está esperando

al final de esta dura y hermosa jornada.

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