Un espectro solitario vaga en la noche,
en busca de algo que no puede tener.
Su corazón late sin cesar,
anhelando un amor que nunca podrá sostener.
Cada vez que se mira en el espejo,
su reflejo le devuelve la mirada,
pero sabe que no es más que un engaño,
una ilusión de su mente perturbada.
En su soledad eterna, encuentra consuelo
en la sombra que lo acompaña fielmente.
Es su única compañera en la oscuridad,
su confidente, su amiga, su amante secreta.
El fantasma anhela tocarla, abrazarla,
sentir el calor de su piel imaginaria.
Pero sabe que es imposible,
pues su amor es por su propia sombra solamente.
Así, el espectro sigue vagando,
en busca de un amor que nunca tendrá,
mientras su sombra le sigue fielmente,
en su amor platónico, por la eternidad.