En lo más profundo de la noche,
cuando la luna brilla con su resplandor,
y el viento frío sopla sin cesar,
el miedo se apodera de mí.
Pues en las sombras de la antigüedad,
se esconden seres terribles y ancestrales,
que acechan en la oscuridad,
esperando a su presa con ansias mortales.
¿Quién sabe qué criaturas acechan en la noche,
qué horrores se esconden en las ruinas antiguas,
qué monstruos se ocultan en los bosques sombríos,
y qué terrores aguardan en las profundidades del mar?
El miedo es un compañero constante,
que me acompaña en mi camino,
pues sé que nunca estoy solo,
y que siempre hay algo acechando en la sombra.
Así que avanzo con precaución,
tratando de no hacer ruido,
temiendo cada sonido que escucho,
y cada sombra que veo moverse.
Porque el miedo es real,
y los seres de la antigüedad,
aunque parezcan leyendas y mitos,
pueden despertar y mostrarse en cualquier momento.