En sus ojos hay un frío,
una capa de hielo que cubre su mirada,
un gélido manto que oculta su alma,
una tristeza que no deja de helarla.
Quizás fue el desamor que la congeló,
o el dolor que la dejó herida,
tal vez la soledad que la envolvió,
o la tristeza que nunca se fue de su vida.
Pero aunque el hielo en sus ojos parezca eterno,
aún hay una luz que intenta brillar,
una llama que lucha por escapar del invierno,
una esperanza que ansía volver a amar.
Así que no la juzgues por su frialdad,
ni la condenes por su apariencia glacial,
quizás solo necesite un poco de calor,
un poco de amor para descongelar su corazón.
Y cuando finalmente el hielo se derrita,
y su mirada recupere la calidez,
verás en ella una belleza infinita,
una luz que brilla con más intensidad.
Hay que saber ver debajo del envoltorio, a veces los mejores bombones llevan los papeles más indeseados.
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Posiblemente, como yo. Un abrazo.
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