Ella no veía el mundo, pero sentía en su corazón, el amor puro y profundo, que le entregaba su gran amor.
Él le tomaba la mano, y ella se sentía segura, su amor era su guía, y su felicidad era su locura.
Él le describía el cielo, las estrellas y la luna, y ella imaginaba ese cielo, en su mente con fortuna.
Él le hablaba de la playa, del sol y del mar, y ella escuchaba atenta, con su alma enamorada.
Él le susurraba al oído, palabras dulces y tiernas, y ella se sonrojaba, con su amor a ciegas.
El amor no necesita ojos, para poder ver la belleza, el amor es el sentimiento, que nos llena de grandeza.