De un lado a otro
se corre la dentadura
como un momento inesperado
antes de una gran caída.
Aunque no gusta que se haga
entre los pliegues y los labios
al toser se intensifica
como cualquier otro día.
Fíjala como a ese cariño
que de no abrazar se pierde
y que si se escupe
se rompen los dientes.