No me esperaba que me besaras, creí que los besos eran parte del pecado original, por eso me sorprendió cuando tus labios carnosos y húmedos chocaron contra los míos sucumbiendo a tu lengua y a la imaginación.
No esperaba que fundirme en ese abrazo contigo pudiese dar tanto calor, por unos segundos me transporte a un volcán en erupción, pero enseguida me di cuenta de que la única lava que había entre nosotros era la que salía de mi corazón.
No sabía lo que era hacer el amor ni tenía ni idea de todos los universos que se podían recorrer cerrando los ojos y dejándose llevar por el movimiento acompasado de los dos, como en un baile programado y perfecto terminado con una puntuación de diez.
Nadie me contó lo gratificante que es despertarse a tu lado después de una noche apasionada y lo que ello supone si lo multiplicas por los días y los meses siguientes, cuantas cosas que no sabía y que ahora sin ellas no puedo vivir.
Que bonito es envejecer a tu lado.
Unos labios que chocan de manera inesperada con otros son lo único auténtico que puede haber en dos que se desean, pero quizá no. Preciosas tus palabras para esta mañana mágica porque nunca se ha de perder la ilusión por algo o alguien. Un abrazo.
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Gracias por pasarte por mi humilde cueva, otro abrazo enorme para ti también.
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