Llorabas al río
de las penumbras heredadas
los momentos más difíciles
regalados al alma.
De esas cascadas desde lo alto
que en caída libre nadaban
pero que apretaban al cuello
no dejaban respirar en la nada.
De sus rápidos entre guijarros
enormes o pequeños no importa
si al final entre tu cabeza y ellos
solamente quedan golpes.
Buscando al final una orilla
donde reptar hasta algo firme
de esas relaciones salvadoras
que cuelgan de un hilo.