Me devoras por dentro
eres esa sensación sangrante,
donde me tatúas con tus colmillos
tu marca en mis costillas desnudas.
Mis gritos no son escuchados
como en un sueño donde no despiertas,
no hay música que apague mi llanto
ni llave que me saque de donde estoy.
La oscuridad quema mis ojos
no quieren que vea mi cuerpo,
los pocos trozos que van quedando
sin desgarrarse y sin comer.
Y ahora me pregunto
porque no he luchado en ningún momento,
pero siempre he querido ver
que había en mis adentros…