Reflexiones filosóficas
jugando al escondite
siempre debajo de la cama
o dentro del armario.
Desaparecer sin decir nada
como cuando no había Internet
aquello que era anticuado
pero curaba el estrés.
Y si te digo la verdad
ahora todo es vértigo
vamos a tanta velocidad
que ni siquiera nos miramos.
Por eso dentro de una normalidad
quién pueda tener la emoción
de vivir felizmente a cuatro trapos
es de una envidia inimaginable.