Apareció de la nada
caminando sin rumbo,
estaba sola buscando su laberinto
que la liberase.
Llevaba como cinturón
unas largas cadenas de coral,
le tocaba pagar por todos sus pecados
era su karma.
Miraba al horizonte
con los ojos de una viva sin vida,
portando en sus manos
los despojos de su humilde corazón.
Sabía que no tenía destino
y el hambre que sentía no era propio,
escapar de la muerte
no es una segunda oportunidad.