Arde la furia en mi interior
no queda nada en mi respiración
es un desierto sin arena
es un cielo sin estrellas.
No queda nada en mi sangre
mi sed de energía se disipó
entre los recuerdos de un viejo baúl
los restos de antiguas cartas de amor.
De esas cuencas de mis ojos
secas de tanto llorar
donde un lote de fotografías no valen nada
ya no significan lo que antes sentían.
Y te queda el camino en presente
de los verbos donde uno se cuelga
deja de sentir en su garganta
los golpes de su puta vida.