El desprecio humano
sentencia,
la rabia que padece
mata.
La guadaña afilada
renombra,
aquellos que sin querer
lo perdieron todo.
El perdón como vocación
es de tontos,
al fin y al cabo no es nada
por lo que se deba estar orgulloso.
La maldición del capricho
es mucho peor,
revienta desde dentro
no te avisa de la explosión…
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