Desde que te fuiste
no he dejado de llorar
fuente inagotable de pena
que humedece mi rostro.
Tengo tan débil el corazón
que temo no poderlo recuperar
que hagan saltar esa chispa
que tu sin querer lograste apagar.
Esas ganas de sonreír
entre un abrazo y otro que no tengo
esa mirada clavada en la tuya
hasta podernos besar.
Echo en falta tantas cosas
desde que no nos podemos encontrar
que mi hogar es una carcel
de la que quiero escapar.
Reblogueó esto en RELATOS Y COLUMNAS.
Me gustaLe gusta a 1 persona