Me perdí tus abrazos
entre las páginas de tu diario
allí donde reflejas el amor
que reflejas día a día.
Donde marcas las horas
en un pequeño reflejo
de lo que es tu vida sin mi
desde que me he muerto.
Y aunque no tenga vida
sigues regalándome tus besos
con la ilusión de la primera vez
que tomamos un café.
Ahora tus suspiros
se vuelven letras en tinta
donde los recuerdos palpitan
y el reencuentro desespera.