Estoy en paz

Me muero cada noche

cuando la distancia nos separa

cuando tu calor se oculta

detrás de la montaña.

Espero el alba

como los latidos simples

que hace que mi vida valga algo

antes de irme al otro barrio.

Y la única lastima del morirse

es que cuando te toca la parca

un ángel de tus proporciones

me da un aliento de amor con sus alas.

Pero también es verdad

que desde que me regalaste tu sonrisa

no me importa mi muerte

sino lo que he tenido en vida.