Escudarse detrás de la mente
para abandonar lo razonable
es lo más cobarde hoy en día
para no dar la cara.
Esa cara tan dura como el hormigón
donde la lucha de clases se usa
para perjudicar todo aquello
que no necesito de ti.
Necesidades que pican mi curiosidad
en eso que llamamos sexo
eso que con el placer produce
lo más razonable de mi mente.
Y aunque es incoherente
casi todas las cosas que digo
no hagan caso a todo esto
tengo una enfermedad mental.