De amantes reducidos a cenizas
de la loca manía de quererlo tanto
de sentirse parte el uno del otro
de usar el látigo como reclamo.
De tentar el cuerpo contra la cama
de dejar muescas en la almohada
de descubrir placeres prohibidos
de lamer cada poro de tu piel.
De lucrarse de los ojos del otro
de perseguir los matices del uno
de llorar las ausencias malditas
de tirarse por los balcones heridos.
De cantar bajo una lluvia ácida
de ponerse o no ponerse un condón
de dejar la vida para cuatro renglones
de seguirte eternamente a donde vayas…
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