Me abrasa el fuego de tu eternidad
en los amores recibidos y encadenados,
tu deseo de hacer de mi tu escultura
de fino mármol perdurable en el tiempo.
Y conocí a otra como tu que me amaba
y su nombre en la tierra era Muerte,
que me adoraba como su dios en su corazón
cada vez que me mataba a su antojo.
Me suele contar de amores separados
de personas que nunca se volverán a ver,
de amores prohibidos por su maldad
por las curiosidades del destino.
Y yo que le digo que conocí
la lealtad de un amor verdadero en mi ser,
se ríe caprichosa en su halo de oscuridad
y me recuerda el fuego que te consume…
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muy hermosos versos 🙂
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Gracias, un saludo.
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