Llevo un trozo de mi tierra
en mis venas llena de testimonios
de aquellos que murieron sin vivir
más allá de las largas sombras.
Desde el escepticismo sin promesas
escuche a cada uno de ellos
siendo pragmático con las supersticiones
separando las ánimas de los sueños.
Y pude entenderme con todos ellos
hacer de mis pensamientos fúnebres
la luz que con anhelos ellos buscan cada día
como una tradición heredada como una romería.
De manera amenazante entendí mi propio muro
ese que retorcido se elevaba como un árbol
no dejándome entender mi evidencia más clara
los escuchaba porque yo también soy uno de ellos…