Que desgracia
ser el portador de las palabras
que terminan con una vida
que acaban con el amor.
Pero alguien tiene que ser
el que comunique los fracasos
porque de nada vale el silencio
en todos los casos.
Ya seas la muerte
o sus ayudantes más fieles
cuando hay que hacerlo se cumple
aunque sea para uno mismo.
Y en estas circunstancias
no valen las trampas
cuando es dicha la palabra
es el final todo acaba.
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