Catorce mil monstruos
y ni una masa de magia pura
que llevar a mi mochila
que ordenar en mi inventario.
Horas de luchas despiadadas
en un lugar llamado Finistella
donde sólo entran los valientes
y los cobardes hacen stream sniping.
Donde la desesperación es arte
y las mascotas no dan a basto
los sangfanjes echan chispas y humo
no sabes cuando es de noche o de día.
Y por cada golpe mortal el vacío
oteando nuevos horizontes lejanos
quizás en las nuevas mazmorras
vuelva mi maldita suerte.