Soy aquel invitado
en el territorio de tu penar,
lastimera la tuya existencia
nunca me has sabido amar.
Egoísta y patrañera
mentirosa y codiciosa sin competencia,
me querías como un regalo
para llenar tu armario.
Llorica de monumento
como los asesinos implacables,
me arrancaste despiadada
el corazón con tus garras.
Maldita entre las malditas
la numero uno de las arpías brujas,
siempre con la rabia entre los dientes
y el olfato hacia una nueva presa.