Te sentí veneno sobre mis labios
después de abrirte de piernas para ti misma,
manipuladora coincidencia
de la labor que haces en mi conciencia.
Arpía seguridad crecida en el mismo grupo
de aquellos que no se oponen a tu látigo,
miradas desnudas con señal en directo
donde eres la presentadora y protagonista,
la que maneja los hilos de las vidas
de los que consideras tus conejillos de indias.
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