¡Arde!
En todas mis venas
tu silencio
me quema tanto.
Como amapolas malditas
cubriendo el campo
desespero de agricultores
recolectores del alma.
¡Fuego!
En mis entrañas
que no te importan nada
que no lo sofocas con tus besos.
Como cubitos de hielo
cerrados en tu puño de acero
gasolina y mechero
esperando incendiar mi cuerpo…