Bordado en piedra tengo tu nombre aun presente, lápida de mi vida contemplativa, el ultimo aliento de lo que se pierde por los senderos del mundo, despacho de litros de alcohol entre océanos de un gusto roto, de un apagón de sonrisas, de la muerte del verbo, de lo que nunca te he dicho.
Y me suenas a escusa, a música lejana y tartamuda, y mi dialogo es un fantasma entre las sombras de un viejo castaño, de las espinas de mis miradas, del tacto de tu fría presencia. Pero me dejo llevar, tu lo sabes mejor que un puerto esperando su pesca, sus héroes.
Y te quiero querer como te quería.
Perdónanos.
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