Tiembla espíritu desolador
del afán envergado de mi pena,
del sollozo opaco del alma
entre perras y molestas espinas,
cardíaca juventud desvalida
entre orgasmos moribundos,
presión fundada por la vida
machacada por falsos profetas,
enterrada ¡oh sí!
entre cúbicos pedregales,
desestimada su oración
por malignos pactos.