Tengo pesadillas donde los garbanzos gordos se apoderan de mi lengua, la secuestran y hacen un cocido con ella. Con una mirada cruel recuerdo que en dichas pesadillas me negaba a tal acto de tortura, pero todo era en vano, ganaban los garbanzos.
En la vida nunca se está de acuerdo con todo lo que se hace, a veces no vemos a nuestros torturadores aunque los tengamos delante, otras simplemente queremos creer que la sumisión es una manera de no complicarse la vida, aunque te corten la lengua.
Otro se hubiese comido los garbanzos.