Me negaste el amor nada mas verme
a punto de soltar tus espinas para dejarme muerto,
dejaste crecer en mi una secuencia
un momento donde creía que el amor lo era todo.
Mi sangre se volvió lodo cuando respiraste
mucho antes de decirme que no era nuestro viaje,
que las constantes de tu universo no era paralelo
a aquello que sucedería después de robarme el alma.
Te ríes a sabiendas del juego sucio y rastrero
que cometiste desde el momento que me besaste,
que tus manos se posaron en mi cuerpo
y decidiste que para ti sería un muñeco.