Me pides que escriba
y no rompa lanzas al ocaso,
pero tu has matado tu pluma
y ya no me dices tus verdades.
Me pides que haga historias
de tu belleza infinita,
pero no quieres responder
a las prioridades de la vida.
Me pides que conquiste el mundo
repartiendo mis recuerdos,
pero no me pides que los comparta
bajo el calor de tu hoguera.