Un día con Ana

Ana me despierta

entre un lago de margaritas

y un buenos días con luz

que me atrapa.

Desayuna mi alma

como un ruiseñor su canto

le gusta que la sienta

toda la mañana.

Me come a bocados pequeños

para que la sensación dure

y no se acorten los años

que valgan la pena.

Ana me acuesta después de la cena

con caricias y mimos

como si todo fuese un cuento

con un final feliz.