Me sangraron los ojos
buscando tu rostro entre las nubes
al perder la noción del tiempo
dándome el sol de pleno.
Crecieron mis uñas
de mis manos arrugadas y cortadas
de romper tus fotos
también se ensangrentaban.
Perdí la voz de llamarte
gritándote ¿dónde estás? ¡vuelve!
Y mi lengua se hincho mordida
entre mis dientes llenos de sangre.
Tú me arrancaste el corazón
llevándome al lado oscuro de mi alma
y aunque un agujero en el pecho tenía
de el no broto ya nada.