El cajón de tu mesilla

Me invitas a un café

y te pido un cajón de tu mesilla,

te asombras y tiemblas

y dejas la respuesta en el aire.

Me dices un azucarillo o dos

para endulzar el néctar de la cafeína,

pero lo que tus labios no cuentan

es que quieres besarme.

Me ofreces unas galletitas

para dar acompañamiento al liquido,

lo que tus ojos me ofrecen

es hacer el amor conmigo.