He usado un calcetín
para elaborar un buen café,
no quisiera distraer
a las mentalidades profanas.
Mi café se torna oscuro
el color que manejan mis manos,
contraste con la compañía
llena de luz y calor.
Los granos se tuestan fríos
en la nevera de mi cocina,
añorados y queridos
en pequeñas tazas de latón.
Aporte sin azúcar añadido
con su sabor original,
algunos pelos le dan carácter
para que repitas una vez mas.
Y si con ello lo consigo
lo de tener tu compañía,
creeré en los milagros cafeteros
aquellos que no se pagan con dinero.