Solo existe

Abro la ventana.
Subo la persiana y espero un purgatorio en vez de un paraíso, el mundo se ha vuelto excéntrico y paranoico, se devora a si mismo y nos engulle a todos.
Vienes paseando, tu dedo caracoleando con tu pelo, sonríes.
Tienes un cuerpo de musa, de amores platónicos forjados y esculpidos a mano, con amor y ternura, con la pasión de un cincel de oro y brillantes, frescura.
Cada paso, cada segundo sin apartarme de la escena de tu vida, es un privilegio.
Me llega la brisa del mar.